La luna resplandecía en el cielo nocturno con toda su plenitud. La calle estaba desierta, escuchaba el suave murmullo de una brisa fria de invierno y a lo lejos unos debiles pasos. Ni siquiera hice el amago de girar la cabeza para observar quien se acercaba a donde estaba. Continué mirando como las nubes, esforzandose por ocultar a la luna y a las estrellas, se movian velozmente en direccion sur. Los pasos se hicieron paulatinamente mas fuertes, hasta que se detuvieron. Seguramente se percataron de mi presencia, sentado en las escaleras de un portal viejo era visible para cualquier ser que caminara por la calle. Giré la cabeza, para sorprenderme al ver a un ser mas bajo que yo, debia de llegarme por la cintura, quiza un poco menos incluso. Delgado y con pelo blanquecino, que enmarcaba una cara de tez blancuzca. Se cubría el cuerpo con un pantalón corto y desgarrado, atado a la cintura con una cuerda amarillenta. Sus ojos grandes y almendrados me miraban de arriba a abajo, en las manos llevaba algo, pero demasiado resguardado como para que pudiera percatarme de que era.


No hay comentarios:
Publicar un comentario